EVALUACIÓN
DE UN ACTO DE VIOLENCIA EN EL HOGAR
Para
entender por qué los hombres llegan a ser violentos con sus parejas,
necesitamos analizar los componentes de cada acto de violencia.
Debemos aclarar que un acto de violencia es demasiado complejo y no podemos aislarlo o dejar de analizar los elementos que lo rodean, desde la historia de la relación hasta la historia individual, y sobre todo sin considerar las expectativas sociales.
Debemos aclarar que un acto de violencia es demasiado complejo y no podemos aislarlo o dejar de analizar los elementos que lo rodean, desde la historia de la relación hasta la historia individual, y sobre todo sin considerar las expectativas sociales.
Autoridad,
control y dominio
Los
hombres creen que el objetivo principal de una relación es tener intimidad, la
cual incluye compañía, cariño, sexo, comprensión, apoyo, creatividad, la
fundación de una nueva familia. A pesar de que el hombre cree que quiere
obtener estas características de la intimidad, las confunde y da por entendido
que su pareja le debe sumisión.
El proceso de violencia no se encuentra solamente cuando el hombre realiza algún acto específico de violencia, sino cuando entra en una relación.
El hombre alimenta su violencia desde que nace y la sociedad le atribuye ciertos patrones de conducta y de pensamiento que él acepta como verdaderos.
El proceso de violencia no se encuentra solamente cuando el hombre realiza algún acto específico de violencia, sino cuando entra en una relación.
El hombre alimenta su violencia desde que nace y la sociedad le atribuye ciertos patrones de conducta y de pensamiento que él acepta como verdaderos.
LA
FORMACIÓN DE LA AUTORIDAD:
Los
primeros años:
El proceso de formación de la autoridad es muy
complejo y empieza desde temprano en la vida del hombre. Cada hombre nace con
una identidad muy particular e individual que no se ajusta al patrón social,
por lo cual se le tiene que educar para que responda a las normas sociales.
Desde que nace, el hombre es educado o preparado para vivir el papel social de
la masculinidad o de macho.
Las expectativas de la familia soy muy especificas; la pareja desea tener un hijo pues las mujeres son “más comunes” y se suponen incapaces de “proseguir la familia”, se espera que llegue el heredero para que sea quien siga con el mandato que el padre ha empezado.
Las expectativas de la familia soy muy especificas; la pareja desea tener un hijo pues las mujeres son “más comunes” y se suponen incapaces de “proseguir la familia”, se espera que llegue el heredero para que sea quien siga con el mandato que el padre ha empezado.
El
padre:
En nuestra sociedad el padre es una imagen de
poder, supremacía y sabiduría a la que se “debe” admirar y respetar a cualquier
costo.
El padre es el protector y el que toma decisiones por lo tanto, sabe más que el resto de la familia. Es un ser desconocido que pasa poco tiempo con los hijos, es el que sale a buscar el dinero para cubrir las necesidades de manutención, pero, sobre todo, es el que define la dinámica familiar.
Todos los miembros de la familia se crean la imagen de un padre – superior – sabio – proveedor que en realidad no existe, y sin embargo todos le siguen el juego al esperar su apoyo; el mismo llega a crear que ese es su papel: director del hogar.
La promesa de ser padre conlleva la garantía de no tener que asumir ninguna responsabilidad por sus actos y le permite mantenerse como un espectador y director de la vida propia y de los demás. Desde pequeño, el niño espera ver cumplida la promesa de ser el que manda, el que es servido y el que protege.
El padre es el protector y el que toma decisiones por lo tanto, sabe más que el resto de la familia. Es un ser desconocido que pasa poco tiempo con los hijos, es el que sale a buscar el dinero para cubrir las necesidades de manutención, pero, sobre todo, es el que define la dinámica familiar.
Todos los miembros de la familia se crean la imagen de un padre – superior – sabio – proveedor que en realidad no existe, y sin embargo todos le siguen el juego al esperar su apoyo; el mismo llega a crear que ese es su papel: director del hogar.
La promesa de ser padre conlleva la garantía de no tener que asumir ninguna responsabilidad por sus actos y le permite mantenerse como un espectador y director de la vida propia y de los demás. Desde pequeño, el niño espera ver cumplida la promesa de ser el que manda, el que es servido y el que protege.
El hombre fuerte de la casa, el jefe, el que manda, en realidad es un ser lejano que muestra amor, cariño, apoyo, fuerza, agresividad en formas muy contradictorias.
El niño aprende que para ser hombre se tienen que hacer tres cosas: no validar o reconocer el dolor propio y sus emociones en general; para no validar este dolor o emociones es mejor callar, sufrirlo y resolverlo por sí mismo; que está solo en el mundo en el mundo pues nadie lo va entender y, por el contrario, si expresa lo que siente será castigado, como tal vez ya lo ha experimentado. De este modo, el niño aprende por imitación y empieza a dejar de lado sus procesos naturales para cambiarlos por el ejemplo que ve diariamente en su propio hogar.
El niño tiene más contacto con la madre; escucha y vive con ella su sufrimiento. En cambio, al padre lo ve muy poco y desde luego aprende que su padre debe tener pocos problemas y no sufre.
Según la estructura social debe ser como el padre, así se crea una división de género en la cual debe decidir que genero adquirir.
La
madre:
La madre también es una figura mítica, aunque
mucho más humana y vulnerable. Es la persona que “se sacrifica” por todos los
miembros de la familia, la que siempre está atenta y dispuesta para satisfacer
las necesidades de los otros a expensas de sí misma, y es la que toma
decisiones que son sólo extensiones de las del padre. Se evalúa a una buena
madre en la medida en que acepta el sufrimiento con abnegación.
Ella es el primer ejemplo que el niño tiene de cómo los seres humanos se relacionan
mediante la imposición, dominación, subyugación y abnegación. Ve como ella
acepta la violencia, los mandatos y desprecios del padre.
El hombre aprende que tiene que encontrar una mujer que abandone sus propias
necesidades para satisfacer las del padre – esposo.
Las
hermanas:
Desde muy temprano lo tratan diferente que a las
hermanas, le dan más recursos, prioridad y sobre todo lo empiezan a entrenar
para que sea el segundo jefe de la casa, en caso de que el padre faltara. Desde
muy pequeño aprende que su papel ya está determinado, sólo tiene que crecer lo
suficiente y tomar su lugar.
Las niñas tienen un destino: crecer, casarse, ser de otro y tener hijos. Desde muy pequeñas las preparan para esto: al inculcarles la obligación de ayudar en las tareas domésticas o incluso les adjudican el papel de madre cuando la madre real no está en condiciones de desempeñar ese papel
Las niñas tienen un destino: crecer, casarse, ser de otro y tener hijos. Desde muy pequeñas las preparan para esto: al inculcarles la obligación de ayudar en las tareas domésticas o incluso les adjudican el papel de madre cuando la madre real no está en condiciones de desempeñar ese papel
Las
primeras relaciones de pareja
Cuando un hombre encuentra a una mujer la ve
como una pareja potencial y hace todo lo posible para “conquistarla”, finge
“amor”, esconde su machismo y muchas de sus debilidades y problemas y muestra
una personalidad muy diferente a la que realmente tiene.
El hombre entra en una relación convencido de que todo lo que aprendió en su hogar y en su grupo social y cultural, es la forma correcta de relacionarse; por lo tanto, espera que este esquema sea el que rija en su matrimonio. Sólo tiene que inducir a la pareja por un tiempo hasta envolverla, antes de empezar a mostrar lo que él quiere realmente.
La violencia no empieza en el momento en que decide golpearla, sino desde que la controla y le miente para que se convierta en su pareja, esto es violencia emocional.
Desde el principio, el hombre trata de “convencer” a la mujer para que se “suya solamente”. El hecho de convencerla es una prueba de superioridad al obligarla, en formas muy sutiles, a hacer lo que él quiere.
Cuando se hacen novios, el hombre espera que ella cambie y se conduzca como una novia que tiene responsabilidades con él
Lo que ni él ni ella perciben es que esta relación se basa en un control que el hombre ejerce sobre su compañera. Así empiezan a establecer tres tipos de parámetros:
El hombre entra en una relación convencido de que todo lo que aprendió en su hogar y en su grupo social y cultural, es la forma correcta de relacionarse; por lo tanto, espera que este esquema sea el que rija en su matrimonio. Sólo tiene que inducir a la pareja por un tiempo hasta envolverla, antes de empezar a mostrar lo que él quiere realmente.
La violencia no empieza en el momento en que decide golpearla, sino desde que la controla y le miente para que se convierta en su pareja, esto es violencia emocional.
Desde el principio, el hombre trata de “convencer” a la mujer para que se “suya solamente”. El hecho de convencerla es una prueba de superioridad al obligarla, en formas muy sutiles, a hacer lo que él quiere.
Cuando se hacen novios, el hombre espera que ella cambie y se conduzca como una novia que tiene responsabilidades con él
Lo que ni él ni ella perciben es que esta relación se basa en un control que el hombre ejerce sobre su compañera. Así empiezan a establecer tres tipos de parámetros:
Ø El hombre quien decide lo que ella puede
o debe hacer, porque ella “le pertenece”. Ella tiene responsabilidad con él,
pero él no lo tiene con ella.
Ø Él puede manipularla con actitudes y
amenazas sutiles que le afectan emocionalmente.
Ø Ella tiene que renunciar a su forma
individual de actuar para aceptar la que él le imponga.
Son las bases para controlar, y así demuestra
que su pareja es la autoridad.
La
transición
La relación llega a un punto en que tiene que
avanzar de acuerdo con las normas sociales.
La presión para ambos es muy grande, pues se espera que lleguen a “la madurez” al formar una nueva familia. El casamiento es la transición más grande de la relación.
Ya casados, el hombre puede desplegar sus verdaderas intenciones de ser la autoridad. Una vez que la pareja ha aceptado “ser de él”, puede empezar a imponerse abiertamente su papel autoritario.
El hombre considera que casarse es su oportunidad para poner en práctica todo su entrenamiento anterior de ser el padre – jefe de la casa.
Durante los primeros meses o años, el hombre no suele ser violento física o verbalmente con su pareja porque la novedad ayuda a que sean flexibles entre ellos y a evitar la violencia, sin embargo esta flexibilidad es una ilusión porque generalmente en este proceso la mujer ya ha tenido que aceptar las imposiciones del hombre y con el tiempo el hombre asume autoridad.
La presión para ambos es muy grande, pues se espera que lleguen a “la madurez” al formar una nueva familia. El casamiento es la transición más grande de la relación.
Ya casados, el hombre puede desplegar sus verdaderas intenciones de ser la autoridad. Una vez que la pareja ha aceptado “ser de él”, puede empezar a imponerse abiertamente su papel autoritario.
El hombre considera que casarse es su oportunidad para poner en práctica todo su entrenamiento anterior de ser el padre – jefe de la casa.
Durante los primeros meses o años, el hombre no suele ser violento física o verbalmente con su pareja porque la novedad ayuda a que sean flexibles entre ellos y a evitar la violencia, sin embargo esta flexibilidad es una ilusión porque generalmente en este proceso la mujer ya ha tenido que aceptar las imposiciones del hombre y con el tiempo el hombre asume autoridad.
Control
y dominio
Todo este proceso se lleva a cabo para asegurar
que el hombre va a tener el control de la relación, pues la base de confirmar
su autoridad es la capacidad de controlar a su pareja.
En nuestra sociedad, es un hombre es el que tiene dominio, mando, preponderancia y esto lo obtiene al comprobar, inspeccionar, fiscalizar e intervenir para regular las acciones o conductas de otras personas y de él mismo.
Ser hombre – jefe – padre – esposo requiere ser quien regula y controla.
Constantemente tiene que comprobar que él es quien controla y que es hombre, pues su superioridad y mandato no existen en realidad. Su forma de comprobación es saber qué tanto puede regular o controlar las acciones de otras personas.
Al hacer esto se controla a sí mismo, pues se asigna un papel y una función: para ser hombre, el control es la base de su identidad.
En nuestra sociedad, es un hombre es el que tiene dominio, mando, preponderancia y esto lo obtiene al comprobar, inspeccionar, fiscalizar e intervenir para regular las acciones o conductas de otras personas y de él mismo.
Ser hombre – jefe – padre – esposo requiere ser quien regula y controla.
Constantemente tiene que comprobar que él es quien controla y que es hombre, pues su superioridad y mandato no existen en realidad. Su forma de comprobación es saber qué tanto puede regular o controlar las acciones de otras personas.
Al hacer esto se controla a sí mismo, pues se asigna un papel y una función: para ser hombre, el control es la base de su identidad.
Este control está compuesto por los siguientes
elementos:
-En primer lugar están las asignaciones del
hombre hacia la mujer, o sea el concepto de las tareas y responsabilidades que
el hombre espera de ella.
-El segundo aspecto de control es hacerle saber
a la mujer lo que él espera de ella, mediante expresiones directas o
indirectas.
-La tercera parte del control es coercionar a la
mujer. Al principio estas formas de coerción son muy sutiles, pues si el hombre
fuera totalmente honesto con la mujer, no habría mujer que aceptara sus
condiciones, por lo cual las esconde lo más posible hasta que la mujer está
absolutamente dominada, desequilibrada y sin posibilidad alguna de dejarlo.
La
autoridad
La autoridad del hombre va unida a su deseo de
controlar, pues si no pudiera controlar a la mujer no tendría forma de saber si
realmente es superior y, por lo tanto, la autoridad.
Para ser autoridad, el hombre necesita tener el control total sobre la mujer. Esto significa que ella aceptará que el hombre actúe como la máxima y única autoridad, y ella cumplirá sus órdenes al pie de la letra, sin tomar en cuenta sus propias necesidades, su forma de pensar ni sus propias decisiones.
Cuando el hombre tiene una pareja cree que es dueño del cuerpo, la energía, las acciones, los pensamientos y sentimientos de la mujer.
Para ser autoridad, el hombre necesita tener el control total sobre la mujer. Esto significa que ella aceptará que el hombre actúe como la máxima y única autoridad, y ella cumplirá sus órdenes al pie de la letra, sin tomar en cuenta sus propias necesidades, su forma de pensar ni sus propias decisiones.
Cuando el hombre tiene una pareja cree que es dueño del cuerpo, la energía, las acciones, los pensamientos y sentimientos de la mujer.
Para controlar a la mujer, el hombre usa el cuerpo de la mujer en tres maneras diferentes: como objeto sexual, como trabajadora doméstica y la trata como inferior a él para probarse como autoridad.
· La
sexualidad es muy importante para el hombre, pues es la razón por la que se
cree superior, por ser hombre. Pertenecer al sexo masculino le comprueba que es
superior, por ser hombre. Pertenecer al sexo masculino le comprueba que es
superior, pero esta superioridad tiene que ser reforzada para ser real. El
hombre cree que también debe ser el dueño de la sexualidad de su pareja.
· El
trabajo de la mujer, tanto doméstico como fuera de la casa, también es
considerado como una propiedad suya.
· Para
poder mantener su imagen de superior, necesita sobajar constantemente a la
mujer y por eso ejerce la violencia todo el tiempo. Es una forma de violencia
muy sutil que incluso aparenta ser apoyo.
· Desde
el momento en que se concibe a sí mismo como la autoridad, es violento porque
descarta la humanidad de otras personas, al no reconocer ni respetar su
libertad.
· Otro
aspecto de control es cuando el hombre pretende que la pareja llene el vacío
emocional y existencial que siente.
Los
servicios:
Los
servicios son actos que la mujer realiza para satisfacer las asignaciones que
el hombre le impone. Mediante estas funciones, el hombre dispone de los
recursos, la energía y el cuerpo de su pareja para su propio beneficio como
autoridad. Los servicios también son una forma de comprobar su autoridad, pues
la ejecución de sus órdenes refuerza su creencia de superioridad.los servicios
son una prueba empírica de la superioridad del hombre. Es la forma en que
regula las acciones de ella para asegurarse de que cumple con las tareas que él
le asigna y para seguir controlándola.
Los
servicios más importantes para el hombre son tres: que refuerce la posición del
hombre como autoridad, que la pareja acepte ser posesión del hombre y que le dé
sus recursos al hombre.
El
riesgo fatal:
El hombre gasta toda su energía tratando de
poner en práctica las expectativas sociales de superioridad, pero en realidad,
al hacer esto, termina suprimiendo sus reguladores ecológicos, tiene constantes
crisis porque nunca aprendió a decidir por sí mismo, sino desde su posición de
autoridad.
El riesgo fatal no es sólo una idea: el hombre ha sido entrenado para responder con tensión física a los problemas con que se encuentra.
El riesgo fatal no es sólo una idea: el hombre ha sido entrenado para responder con tensión física a los problemas con que se encuentra.
La
decisión de utilizar la violencia física
Para ser violento, el hombre tiene que acercarse
a la mujer y esto es violencia física.
Existen dos formas de violencia física: contacto directo y violencia alrededor.
El contacto directo va desde tocar a la pareja, escupirla, golpearla, jalarla, etc.
La violencia alrededor consiste en hacer algo cerca de la pareja para amenazarla, por ejemplo: romper el televisor, golpear las paredes, patear a las mascotas, etc.
Existen dos formas de violencia física: contacto directo y violencia alrededor.
El contacto directo va desde tocar a la pareja, escupirla, golpearla, jalarla, etc.
La violencia alrededor consiste en hacer algo cerca de la pareja para amenazarla, por ejemplo: romper el televisor, golpear las paredes, patear a las mascotas, etc.
Una vez que utiliza la violencia para doblegar a la mujer, comprueba que es superior, es decir, la autoridad, porque finalmente logró vencer, por lo general el hombre detiene su violencia cuando ha obtenido lo que quería: imponerse como autoridad, con esto inicia nuevamente el ciclo de la violencia.
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